lunes, 5 de septiembre de 2016

La mano inteligente - Daniela Drucaroff y Gabriel Baggio

Los objetos guardan la mirada del tiempo en el que fueron hechos, la experiencia que los ha forjado. [...] Indicios del deseo que puja, de los cuerpos que se niegan a desmembrarse. El contacto imprime una huella que otro tiempo recoje y vivencia, y hay quien los rastrea testarudamente, con el afán de atraparlos y retenerlos en una forma que perdure. Aun sabiendo el fracaso de la forma, con la alegría de fracasar otra vez. Se escurren, viven silenciosos a nuestra escucha hasta ser nombrados. Y al nombrarlos al fin se los retiene. En esa forma renacen y nos trascienden. No caen al museo inmovil o al archivo muerto, pues una trama se extiende sinuosa hasta perderse, a la espera de otro que se acerque y converse. En el encuentro, los ojos que reciben la mirada guardada, la hacen huir del objeto. Liberan la experiencia que escapa otra vez en el rescate y se encarna en una nueva vivencia. Otro objeto la habita, otro rastro. Son mano obradoras, los objetos olvidarían la palabra.


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