domingo, 9 de octubre de 2016

Sonido

En el exterior (afuera y en la casa de la mujer), el tratamiento del sonido va a ser real, es decir, los parámetros y rangos elegidos serán de fenómenos reales. Sin embargo, se van a trabajar varios planos sonoros, generando un fuera de campo nutrido, de carácter ruidoso e incluso molesto. De a momentos se agregarán sonidos de frecuencias bajas que funcionen como puntuación de los movimientos de cámara y que sumen tensión.
Cuando la protagonista ingrese a la casa de su vecino, se va a producir un efecto inverosímil: dentro de esta casa no se van a percibir los sonidos provenientes del exterior, sumergiendo al espectador dentro de un silencio surrealista, producto de la excesiva calma que va a experimentar la protagonista en ese espacio. Los sonidos que se produzcan dentro de esta casa van a tener poca intensidad, es decir, se van a percibir muy suaves. De esta forma, el lugar va  funcionar como un espacio hermético y surrealista.
En la tercer visita, se va a producir un pasaje del sonido ambiente al interno subjetivo de la protagonista, permitiendo al espectador percibir su “estado” de la escucha, ya que en este momento alcanzará el éxtasis propio del trance que vive en ese espacio a lo largo de las visitas.  En esta etapa, posiblemente se trabajen sonidos digitales, donde predomine el timbre brillante, rugoso y húmedo (opuesto a seco, con reverb), creando una pieza un tanto más musical. Luego se volverá al sonido ambiente a medida que se filtre algún sonido, por ejemplo, una llamada telefónica, que vuelva a la protagonista a la realidad. Tanto del ambiente al interno, como del interno al ambiente, se dará de forma progresiva.
En la última visita, los sonidos externos sí se filtrarán en la casa, por lo tanto trabajaremos el fuera de campo nuevamente, tal como se describió al inicio.

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